De la memoria al corazón de la tierra - De Auschwitz a las minas de sal de Wieliczka
- Comunication La Condamine
- 19 abr
- 2 Min. de lectura
El día de hoy quedará grabado en nuestras memorias como uno de los más intensos y transformadores de nuestro viaje.
La visita a Auschwitz
Esta mañana, nuestros alumnos vivieron una experiencia única, profundamente conmovedora. La visita a los dos campos de concentración, Auschwitz I y Auschwitz-Birkenau, marcó un momento suspendido en el tiempo, en el corazón mismo de nuestro proyecto educativo y humano. No fue simplemente una excursión, sino un acto de memoria, de confrontación con la historia, de conexión íntima con lo real.
Para nosotros, los profesores, acompañarles en este lugar cargado de dolor y silencio ha sido una responsabilidad profunda, pero también un honor inmenso. Sabemos que ningún libro, ninguna imagen, puede reemplazar el impacto de estar allí, donde ocurrió lo impensable. Y hoy, más que nunca, sentimos que los alumnos lo entendieron con el corazón.
La emoción fue intensa, pero serena, respetuosa y compartida. No hubo desbordes ni superficialidad. Sólo miradas que hablaban por sí solas, silencios llenos de sentido, preguntas sinceras. Algunos lloraron en silencio. Otros se quedaron sin palabras. Todos, sin excepción, sintieron el peso de la historia y la necesidad de no olvidarla jamás.
Ir a Auschwitz es comprender, verdaderamente, lo que significan palabras como genocidio, deshumanización, silencio, memoria. Ver los barracones, las maletas, los cabellos, los rieles… es entender que la historia no es abstracta: tiene rostros, tiene nombres, tiene huellas. Está viva.
Por eso esta visita es fundamental. Porque transforma. Porque educa más allá de los contenidos. Porque humaniza. Hoy, nuestros alumnos salieron distintos: más lúcidos, más empáticos, más conscientes. Y ese es, sin duda, el mayor aprendizaje que podemos ofrecerles.
Las minas de sal de Wieliczka:
Después de una mañana tan intensa, tuvimos la oportunidad de visitar un lugar completamente distinto, pero igualmente inolvidable: las minas de sal de Wieliczka, a pocos kilómetros de Cracovia. Este impresionante sitio, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, nos recibió con toda su magia subterránea.
Acompañados por expertos y apasionados guías, descendimos más de 872 escalones a un ritmo alegre, explorando las profundidades de esta obra monumental hasta llegar a 130 metros bajo tierra. Sus capillas esculpidas en sal, sus galerías centenarias, sus esculturas y relieves nos ofrecieron una experiencia única, casi fuera del tiempo.
La jornada terminó bajo una magnífica cúpula de sal, donde disfrutamos de una deliciosa comida típica polaca, un momento de convivencia que permitió a los estudiantes relajarse, compartir impresiones, reír y celebrar la vida.
Y como si todo esto no fuera suficiente, les teníamos preparada una última sorpresa: una cena de cuatro tiempos en el corazón mismo de la mina, una experiencia verdaderamente excepcional que los alumnos disfrutaron mucho.
Hoy vivimos emociones profundas y contrastantes. Del silencio solemne de Auschwitz a la maravilla Minas de Sal de Wieliczka, el día fue una lección de vida en todos los sentidos. Gracias por seguir acompañándonos en este viaje que, más allá de kilómetros recorridos, es sobre todo un viaje interior.
Nos vemos muy pronto para seguir compartiendo más de esta increíble experiencia.
Muchísimas gracias por todo el tiempo y dedicación para hacer este material de imágenes. Muy agradecido.