Así despedimos España
- Comunication La Condamine
- 17 abr
- 2 Min. de lectura
En nuestro último día en España, quisimos aprovechar cada momento, y así lo hicimos. Comenzamos la jornada muy temprano, subiéndonos al bus que nos llevaría hacia el noroeste de Madrid, específicamente a San Lorenzo de El Escorial, una ciudad ubicada en la sierra madrileña, conocida por su entorno natural y por albergar uno de los monumentos más importantes del patrimonio español: el Monasterio Real de El Escorial.
Este majestuoso conjunto arquitectónico, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, fue mandado a construir por el rey Felipe II en el siglo XVI. Su propósito era servir como monasterio, palacio real, panteón de reyes, biblioteca y centro de estudios religiosos. El edificio es un ejemplo impresionante del estilo herreriano, austero y monumental, que refleja el espíritu de la Contrarreforma en España.
Durante nuestra visita, recorrimos la Basílica, que nos impresionó por su grandeza y la armonía de su arquitectura. Después, la Biblioteca, con su espectacular bóveda decorada con frescos, nos transportó a otra época: una joya que alberga miles de manuscritos antiguos. Sin duda, uno de los momentos más impactantes fue el paso por el Panteón de los Reyes, una cripta que guarda los restos de muchos monarcas españoles, como Carlos V y Felipe II. La solemnidad del lugar nos invitó a una reflexión profunda sobre el poder, la historia y la memoria.
Al finalizar la visita, regresamos a Madrid, donde nuestros alumnos se dividieron nuevamente en dos grupos para cerrar con broche de oro esta etapa del viaje.
Un grupo visitó el icónico Estadio Santiago Bernabéu, hogar del Real Madrid, donde pudieron sentirse por un momento dentro del mundo de las grandes ligas del fútbol.
El otro grupo vivió una experiencia única al asistir a la Procesión del Jueves Santo, una de las más representativas de la Semana Santa madrileña. En esta procesión, diferentes hermandades recorren las calles del centro histórico portando imágenes religiosas acompañadas por música solemne, incienso y muchos asistentes. Una manifestación viva de la tradición religiosa y cultural española, que impactó profundamente a quienes la presenciaron por primera vez.
Ha sido un día intenso y lleno de aprendizajes y descubrimientos. Ahora es momento de empacar las maletas y prepararnos para el próximo capítulo de esta gran aventura pedagógica: ¡Praga, allá vamos!
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