Descubriendo la encantadora ciudad de Segovia: historia, arte y memorias bajo el sol y la lluvia
- Comunication La Condamine
- 15 abr
- 2 Min. de lectura
Nuestro segundo día en España nos llevó a descubrir una verdadera joya histórica: la pintoresca ciudad de Segovia. Muy temprano por la mañana, nos subimos al bus rumbo a esta ciudad declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, preparados con abrigos e impermeables, ya que la meteorología anunciaba temperaturas bajas y algo de lluvia.
La ciudad nos recibió, efectivamente, con gotas de lluvia, pero ni el clima ni el cansancio frenaron la emoción de los alumnos del Liceo franco-ecuatoriano La Condamine, de la Escuela Francesa de Cuenca y del colegio Jean-Jacques Rousseau. Con sonrisas y ojos curiosos, comenzaron a explorar cada rincón de esta ciudad llena de historia, arte y cultura.
Poco a poco, la lluvia fue desapareciendo y el sol se sumó a nuestro recorrido, iluminando los tejados rojos y las calles empedradas que nos llevaron a través de siglos de historia.
Nuestra primera parada fue la Catedral de Segovia, también conocida como “la Dama de las Catedrales”. Esta majestuosa construcción es una de las últimas catedrales góticas de Europa, símbolo del último aliento de este estilo en España. Sus altísimas naves, vitrales coloridos y retablos dorados nos permitieron reflexionar sobre el vínculo entre la fe, el poder y el arte en la historia española. Los alumnos, una vez más, se mostraron atentos, curiosos y visiblemente impresionados por la riqueza arquitectónica y simbólica del lugar.
Luego, nos dirigimos al Alcázar de Segovia, un castillo de cuento con forma de proa de barco, que parece surgir entre los árboles como salido de una leyenda. Allí creció y gobernó Isabel la Católica, figura clave de la historia de España, cuya visión y decisiones marcaron un antes y un después no solo para Europa, sino también para América.
Fue precisamente en este castillo donde Isabel recibió a Cristóbal Colón antes de autorizar su viaje de exploración hacia el continente americano. Caminando por sus salones decorados con oro traído de América, nuestros alumnos sintieron con fuerza la conexión entre la historia de España y la de Ecuador. Agradecemos sinceramente a las guías del Alcázar, quienes con claridad y entusiasmo nos ayudaron a comprender la grandeza de este lugar.
Durante todo el recorrido, los estudiantes participaron activamente: hicieron preguntas, tomaron fotos y compartieron reflexiones entre ellos. Algunos comentaron que, gracias a esta experiencia, entendieron mejor cómo su historia personal y familiar se entrelaza con la historia colectiva de España. Para muchos, fue quizás la primera vez que sintieron un verdadero orgullo por pertenecer a una cultura rica, compleja y profundamente humana.
Terminamos el día con un hermoso regalo visual: la majestuosa Sierra de Castilla, que nos acompañó durante el regreso a Madrid, como si quisiera despedirse también de nosotros.
Mañana nos espera otra maravilla: el Palacio Real de Madrid. ¡No se pierdan nuestras próximas aventuras!
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